Señales de luces

Julia Wall

Se acerca el fin de año, y como siempre, trae consigo las corridas por las reuniones del cierre del ciclo lectivo, del ciclo laboral, de las actividades deportivas. ¿Estás a mil también o vas ralentizando tus pasos para que la prisa ajena no invada tu propio ritmo?

En diciembre me pongo la capa impermeable que resiste los embates de la purpurina y las campanas doradas. Y no es que me disguste, pero prefiero tener un pie fuera de esa marea alocada que corre contra el reloj para llegar justo a la medianoche al momento del brindis. Por otro lado, me encantan las caras felices de quienes disfrutan por anticipado sus celebraciones. La alegría por las ventas, el intercambio de buenos augurios entre extraños y conocidos, la sonrisa cómplice ante el detalle perfecto que encontró una mirada atenta.

Personas apuradas, alegres, preocupadas, entusiastas, deprimidas… todas se entrelazan en el mismo flujo que lleva al último día del año. Doce deseos con doce uvas, flores al agua, doce chapuzones, cada quien con su costumbre y cábala. A veces, esperando a que el año nuevo venga distinto, sin tener que cambiar demasiado la propia forma de ver el mundo. Quizá lo que ocurre es que el año no viene, solo nos atraviesa el tiempo, mientras nos resistimos a modificar dentro nuestro lo que no nos hace felices. ¿Para qué? El tiempo no dejará de atravesarnos, pero al menos hagamos valer cada minuto de existencia.

Mi envoltura impermeable me permite ir a mi ritmo en el torbellino humano de diciembre. Es como un traje de buzo, con el que puedo bajar a las profundidades de este mar que somos, para verme en el espejo de la otredad. Para encontrarme, redescubrirme y apuntar con una linterna a la sombra que también me habita. Es entonces cuando puedo abrazarla y darle nuevamente la bienvenida, hasta el próximo fin de año.

Allá en lo profundo, a veces estás vos también, llevás tu propia linterna buscando tu sombra. Si por acaso te pesa la soledad del camino, mirá a un costado, vas a encontrar a más personas con el brillo de esa búsqueda en la mirada. ¡Que un parpadear de luces sea nuestro brindis!

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