Por supuesto, como todo lo que tiene que ver con el reconocimiento de las problemáticas de género y disidencias, la creación de este ministerio no estuvo libre de polémicas, y una parte de la sociedad se opone a su existencia, alegando que su creación obedece a cuestiones ideológicas y no a necesidades concretas.
Lo cierto es que, el sector de la sociedad que sí reconoce que existe violencia machista, desigualdades y discriminación por motivos de género y/o diversidad – y quiere que esto cambie y mejore – viene reclamando desde hace décadas un incremento en el presupuesto destinado a la prevención y erradicación de las mismas, siendo que históricamente las partidas asignadas para ello han resultado totalmente irrisorias e insuficientes.
El Presupuesto 2023 contempla partidas por más de $4 billones para políticas con perspectiva de género (PPG) en las distintas áreas del Gobierno, que equivalen al 14,65% del monto total de los gastos e inversiones previstos para el próximo año, lo que implica un incremento nominal de 106% respecto de 2022.
¿Será suficiente? Seguramente esta pregunta dependerá del posicionamiento político de quien responda.
Desde aquí, considero un verdadero logro que el viejo Instituto Nacional de las Mujeres se haya recategorizado como Ministerio, porque supone la posibilidad de un incremento en los recursos económicos para atender a víctimas y achicar la brecha y las desigualdades.
Queda esperar que el Presupuesto 2023 sea ejecutado en su totalidad y de manera eficiente.